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Taller OceanWise

Un taller del proyecto OceanWise organizado por CETMAR aborda la situación actual de los plásticos biodegradables y compostables, su gestión y valorización

La situación de los bioplásticos biodegradables y compostables fue abordada con fecha 30 de junio de 2021 en el marco de un taller virtual organizado por el Centro Tecnológico del Mar-Fundación CETMAR en el marco del proyecto OCEANWISE (https://www.oceanwise-project.eu/), en colaboración con la empresa Sustainn especializada en temas de circularidad. Durante la jornada, en la que participaron diferentes expertos en la materia, se analizaron, a través de diversas ponencias, distintos aspectos que concurren en el uso de esta gama de plásticos: desde sus sectores de aplicación, a su potencial inclusión en nuevos envases y su ciclo de fin de vida (gestión y reciclado).

A las gamas tradicionales de plásticos derivados del petróleo se ha sumado en los últimos tiempos una nueva generación de plásticos biodegradables (compostables) que representan un avance y una alternativa en la sosteniblidad de estos materiales. No obstante, los actuales sistemas de recogida, gestión y segregación de sus residuos están diseñados para los primeros, y considerando que una separación rigurosa de los residuos de ambas tipologías es absolutamente necesaria para garantizar una posterior valorización, su convivencia, y la carencia de medios y sistemas de gestión adecuados, podrían entorpecer el uso de los plásticos biodegradables en el mercado.

Bajo esta premisa, el taller celebrado el pasado jueves pretendía profundizar en los distintos aspectos que confluyen en esta problemática y, en base a la experiencia de los asistentes, captar e identificar ideas factibles que aportasen soluciones concretas a esta temática.

Julio Maroto, coordinador del área de Tecnología de los Productos Pesqueros de CETMAR, y responsable en el Centro del proyecto OCEANWISE, fue el encargado de abrir el taller con una breve intervención en la que se analizaba una cadena de valor tipo, incluida la fase de gestión y reciclado de residuos plásticos generados, aplicable a cualquier sector agroalimentario. Sobre el esquema propuesto pudieron visualizarse aquellos puntos en donde confluyen residuos de ambas tipologías de plásticos en lo que podría originarse un problema.

El taller prosiguió con la exposición de Sofía Collazo Bigliardi, de AIMPLAS, quien puso de manifiesto la importancia de conocer la terminología adecuada, los tipos de bioplásticos, los estudios de laboratorio requeridos, los diversos factores que intervienen en la velocidad y el grado de biodegradación, la normativa aplicable a envases y embalajes compostables, así como las recomendaciones de uso de este tipo de productos. Todo ello, incidió, es fundamental para adquirir un conocimiento global del estado de los biopolímeros en diferentes áreas.

Sobre los sectores de aplicación de los bioplásticos biodegradables compostables en la actualidad, y sus posibilidades de uso en otros sectores de actividad, habló Rosa Puig Moré, Marketing Manager de Novamont Iberia, S.L.U. En su intervención explicó que los biopolímeros compostables que han evolucionado desde las primeras formulaciones hace ya 30 años, están diseñados para ofrecer soluciones a problemas ambientales específicos como la contaminación del suelo y del agua, conciliando la calidad y el rendimiento de los productos con el uso eficiente de los recursos.

En el caso de Novamont Iberia, la familia de biopolímeros Mater-Bi está diseñada para aplicaciones en las que la biodegradabilidad y la compostabilidad constituyen un valor añadido, como es el caso de las bolsas para la compra reutilizables para la recogida de residuos orgánicos o los productos de hostelería de un solo uso o para aquellos productos en los que se ofrece una funcionalidad específica, como el film de acolchado agrícola biodegradable en suelo. Los principales sectores de aplicación son la recogida selectiva de residuos, la agricultura, la distribución, la restauración y los envases.
Cuando se reciclan a través del compostaje, estos bioplásticos pueden volver a la tierra en forma de compost, un valioso mejorador del suelo, cerrando así de forma natural el ciclo de vida sin producir ningún residuo, sin generar microplásticos ni aportar metales pesados o efectos tóxicos al compost.

El taller prosiguió con una presentación sobre alternativas y nuevos materiales de envases en alimentación en el contexto de Economía Circular, que corrió a cargo de María Pérez Sáinz, especialista en Economía Circular en el departamento de I+D del Grupo Nueva Pescanova. Puso de manifiesto que esta compañía, en su apuesta por la Economía Circular, se compromete a implementar el diseño y desarrollo de productos del mar responsables y sostenibles, optimizando la definición, el diseño de productos y procesos, atendiendo a criterios de eficiencia y desempeño ambiental, utilizando envases más sostenibles y reciclables que aseguren la frescura y la calidad.

Dentro de esta estrategia de Packaging Sostenible, indicó que los planes de actividades sobre los que están trabajando, desde el diseño del envase a la optimización de los materiales, persiguen el equilibrio del mínimo material que proteja los productos reduciendo el sobreenvasado siempre que sea posible. «Buscamos utilizar materiales que sean reciclables y para los cuales realmente exista tecnología de reciclado en el país donde se comercialice cada producto. Asimismo, buscamos eliminar el plástico y utilizar plástico reciclado siempre que sea posible sin comprometer la seguridad alimentaria. También estudiamos y validamos el uso de nuevos materiales, como los bioplásticos y los plásticos compostables que sean más respetuosos con el medio ambiente», aseguró.

Sobre la tecnología para identificación y clasificación automática eficiente de Plásticos y de Bioplásticos en empresas de separación de residuos, habló Judit Jansana Borrajo, responsable de Tomra Sorting SL, quien describió que éstas plantas de segregación para tratamiento tanto de residuos sólidos urbanos (RSU) como de envases diferenciados en origen (ECOEMBES en España o SPV en Portugal), están dotadas en su mayoría de sistemas automáticos de clasificación de residuos (no solamente plásticos) gracias al uso de separadores ópticos que desagregan los residuos en distintas fracciones monomateriales. En el caso de los plásticos convencionales, apuntó, las fracciones principales son el PET y el polietileno de alta densidad rígido; en cambio, ciertas tipologías como el Polipropileno, el poliestireno expandido y extruido (EPS y XPS) y el PVC, entre otros, no se separan en una fracción propia sino mezclados con otros en lo que se denomina fracción mezcla de plásticos rígidos y una fracción de film (mezcla de plásticos flexibles). Según indicó, existen sin embargo dificultades de recuperación para algunos plásticos como el EPS y XPS que por su ligereza y geometría (bandejas planas) se concentran en flujos donde no hay estos equipos de clasificación automática haciendo que no puedan ser separados específicamente.

Las empresas de separación de residuos, a las que llegan todos los residuos domésticos (y parte de los comerciales) recogidos en los contenedores urbanos, así como los dispuestos para la recogida diferenciada (ECOEMBES, SPV), serían el punto en donde confluirían los residuos plásticos de las gamas existentes: plásticos convencionales y bioplásticos biodegradables compostables, y, por tanto, el punto de la cadena de gestión en donde deberían de ser separados para salvaguardar la posterior valorización de ambos tipos. Sobre la cuestión de si existe equipamiento y tecnología para lograr esta segregación de forma automatizada y rigurosa, Judit Jansana expuso que sí, pero de momento no está implementada, por lo que debería de hacerse un esfuerzo de inversión para dotarlas de un equipamiento completo que hiciera efectiva esa pretendida separación. A tal efecto, expuso un esquema de las fases y equipamiento con el que cuentan actualmente las empresas dedicadas a esta actividad y, posteriormente, otro esquema más completo que ya incorporaba equipos específicos para afrontar una separación de toda tipología de residuos plásticos (aparte de un replanteamiento de las distintas fases).

Sobre los procesos de reciclaje y las incompatibilidades técnicas existentes entre los residuos plásticos tradicionales y los provenientes de bioplásticos compostables, versó la siguiente presentación del taller OCEANWISE a cargo de Óscar Hernández, director General de la Asociación Nacional de Recicladores de Plástico, ANARPLA. Hernández explicó que los residuos de bioplásticos compostables no son reciclables junto al resto de plásticos convencionales, pues su presencia como “impropio” en las plantas de reciclado existentes interfiere en los procesos de obtención de granza dando lugar a pérdidas económicas y de calidad del producto obtenido. La dificultad para identificarlos por el usuario como compostables y depositarlos en el flujo de residuos de compostables, el no establecimiento en todo el territorio del flujo de materia orgánica, así como la dificultad para separarlos en las plantas de selección cuando se han depositado erróneamente en el contenedor amarillo (ECOEMBES) los convierten en un problema para el reciclado de plásticos convencionales, según afirmó.

Para ANARPLA, es fundamental limitar el uso de los bioplásticos a aplicaciones específicas en las que los beneficios ambientales potenciales que aportan son claros, aplicaciones en las que su recogida en el medio ambiente no sea factible o aquellas en las que la separación del plástico de otros desechos orgánicos presenta un desafío. La jerarquía de residuos da prioridad a la reducción, reutilización y reciclaje, sobre los plásticos biodegradables, en línea con los principios de la Economía Circular, concluyó.

Noemí Iglesias i Farran, del departamento de Planificación y Oficina Técnica de la Agència de Residus de Catalunya ARC, expuso las peculiaridades en Cataluña del sistema de recogida y gestión de los residuos municipales que, a raíz de la aprobación de la Ley 6/93, de 15 de julio, reguladora de los residuos, promovió hace ya veinte años un sistema de recogida de residuos orgánicos altamente selectivo, mucho más evolucionado que el existente en otras Comunidades, que ha permitido el compostaje de altos tonelajes de estos residuos transformándolos en compost de alta calidad. Un aspecto decisivo en la consecución de este logro, fue el de fomentar a nivel doméstico el uso de bolsas de basura fabricadas en bioplásticos compostables. A este respecto, pruebas exhaustivas y una monitorización del proceso han desvelado que dichas bolsas se compostan totalmente junto con el material netamente orgánico no quedando resto alguno presente en el compost final.

Consciente de que entre el material orgánico cada vez es más frecuente la presencia de otros elementos fabricados también en bioplásticos biocompostables, como es el caso de elementos de un solo uso en restauración (plásticos, cubiertos, etc.,), la ARC llevó a cabo experimentaciones similares a las de las bolsas de basuras ya mencionadas para evaluar el grado de biodegradabilidad de estos elementos. Los resultados no fueron tan determinantes y, en el compost final, se detectaba una presencia notable de pequeñas partículas de material plástico biocompostables que no habían logrado degradarse totalmente en el mismo proceso junto con el resto de materia orgánica y que dificultaban tanto la comercialización del compost que los incluía como generaba la pregunta de si posteriormente, aplicados al suelo como abono natural, acabarían desapareciendo en su totalidad. A la luz de estas experimentaciones, parecen levantarse dudas del logro de una total biodegradabilidad cuando hablamos de elementos de cierto grosor superior al de las bolsas de basura.

El bioplástico sirve igualmente para la fabricación de envases industriales (y comerciales) y su ámbito de aplicación no se restringe exclusivamente a los domésticos o a ciertos ámbitos de la agricultura. Así, existen ya en el mercado cajas con apariencia similar al EPS, pero fabricadas en estos materiales alternativos tales como STOROPACK, SYNBRA o KANECA. Este tipo de envases no cursa por la misma vía que los domésticos y, en consecuencia, sólo podrían ser transformados en compost en empresas privadas no afines a los sistemas municipales. Sergio Quiroga, director gerente y técnico de ECOCELTA, representa una empresa de este ámbito de actividad, y expuso una serie de razones  que cuestionan el posible uso de estos residuos como materia prima para la elaboración de compost industrial y, todas ellas, tienen como base la inexperiencia en este ámbito: no existe una logística previa de segregación que garantice su aprovisionamiento, de igual forma, tampoco existe un proceso estandarizado de compostaje del que se conozcan los tiempos de maduración o los cosustratos necesarios, como tampoco se conoce la calidad del producto que se obtendría. A ello habría que sumar el hecho de que no existe una demanda asentada por parte de los agricultores hacia este posible producto. El desconocimiento sobre sus aplicaciones agronómicas más idóneas, unidas a un coste de momento impreciso, son factores que no favorecen la inclusión de estos bioplásticos en los procesos de compostaje industrial, lo cuál no equivale a decir que no pudieran ser utilizados sistemáticamente si se fuesen despejando las incógnitas enumeradas.

La última intervención corrió a cargo de Marisa Fernandez Cañamero, coordinadora del área de Control y Gestión del Medio Marino de CETMAR y coordinadora de la Plataforma Tecnológica para la Protección de la Costa y el Medio Marino (PROTECMA), quién pasó a hacer una exposición abreviada de los objetivos y actividades de la Plataforma.  PROTECMA está financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación y tiene como principales objetivos desarrollar e implantar una estrategia de I+D+i dirigida a la prevención, respuesta y mitigación de la contaminación y a la protección y mejora de la calidad de aguas costeras y marinas, promover la colaboración público privada en este ámbito, mejorar la capacidad de desarrollo tecnológico y dar apoyo en la implementación de la legislación vigente. Para ello PROTECMA trabaja en difundir información relevante, identificar las capacidades y las necesidades, poner en contacto la oferta y la demanda tecnológica, organizar encuentros y jornadas y con todo ello, favorecer alianzas y promover proyectos de colaboración para abordar los retos ambientales. Como actividad de especial interés en el foro de bioplásticos se dio a conocer el Grupo Inter-Plataformas de Economía Circular (GIEC, https://www.giec.es/ ) del que PROTECMA forma parte. El GIEC, está integrado por un total de 25 Plataformas Tecnológicas y tiene como objetivo promover la economía circular en distintos sectores estratégicos y poner en marcha proyectos de ámbito nacional e internacional. El Grupo ofrece una herramienta online, “Conectando para una Economía Circular” con la que cualquier usuario puede publicar y consultar información sobre residuos valorizables y consultar información sobre proveedores de tecnologías dirigidas a la valorización y reutilización de los mismos. La presentación concluyó con una invitación a los asistentes a visitar la página web de PROTECMA (www.ptprotecma.es) a través de la cual cualquier organización interesada en su ámbito de actividad puede solicitar su incorporación como miembro de la Plataforma.

Presentaciones disponibles próximamente en la web del proyecto OceanWise.

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